El rápido crecimiento de la industria japonesa ha llevado a presiones en el ámbito medioambiental. La ley básica para el control de la contaminación en Japón fue redactada en 1967 y la Agencia de Medioambiente se estableció cuatro años más tarde.
De momento uno de los mayores problemas es la contaminación del aire en ciudades grandes, lo que ha llevado a la aparición de lluvia ácida por todo el país. Esto ha tenido consecuencias nefastas con la salud de su población con bronquitis, asma y todo tipo de condiciones médicas relacionadas.
La polución del agua supone otro problema, el 64% de su agua renovable se usa para la actividad agraria y un 17% para la industria restante. El nivel de ácido en el agua debido a las industrias contaminantes ha dado lugar que en este caso lagos, ríos y las aguas que rodean todo Japón estén contaminadas.
En cuanto a su fauna, 29 especies de mamíferos están en peligro de extinción. Todo el archipiélago japonés es rico en características geográficas, con casi tres cuartos de su territorio siendo montañas. Su vegetación contando con bosques y zonas llanas, es menos del 19% de su área geográfica, además más de 55% se encuentra en la Isla de Hokkaido.
Pese a estos datos que nos muestran la mala situación japonesa, que aunque poco a poco se recupera según encuestas de World Values Survey el 30% de la población tiene como prioridad el crecimiento económico incluso si el medio ambiente sufre debido a esto. En esta encuesta realizada desde 2009 hasta 2014 el 37% de los votantes respondieron que no lo sabían. Y aquellos cuya prioridad es cuidar el medio ambiente pese a que el crecimiento económico sea más lento no llega al 23%.